domingo, 2 de octubre de 2011

CUANDO LAS BARBAS DE TU VECINO VEAS CORTAR, PON LAS TUYAS A REMOJAR




La reciente suspensión de la 33ª edición de la Muestra de Valencia por parte del Ayuntamiento de esa ciudad que pretende con ello ahorrar 1,7 millones de euros pone de manifiesto la insoportable endeblez de las manifestaciones culturales de nuestro país.

Nadie le quita importancia a la crisis económica por la que atraviesa España pero es indudable que no se solucionará con la desaparición de las actividades culturales que, desgraciadamente, siguen necesitando del dinero público para que puedan ser llevadas a cabo.

Desde ASECAN vemos con absoluta preocupación que las administraciones decidan unilateralmente la ‘suspensión’ (eufemismo para tender luego a la desaparición) de Festivales, certámenes o semanas de cine sin antes haber, siquiera, sometido a un debate profesional sus utilidades sociales, culturales y económicas. Los tiempos de crisis obligan a tomar decisiones pero no todas tienen que llevarnos a ‘cortar por lo sano’. No somos quiénes para indicar cómo deben realizarse los festivales pero sí defendemos la continuidad de todos ellos aplicándoles el análisis necesario para que los dineros en ellos invertidos tengan a su vez el mejor rendimiento cultural.

En Andalucía ya hemos tenido una muestra de estos recortes como nos indicaba Miguel Ángel Blanco en Cine para la imaginación cultural publicado en el IDEAL de Almería, el 2 de septiembre. En ese artículo se ponía de manifiesto como el Festival Almería en Corto sufría un hachazo en su presupuesto tan enorme, de 200.000 a 30.000 euros, que prácticamente lo convierte en una muestra testimonial. No se puede tirar por la borda el trabajo acumulado durante años sin antes reunirse con los organizadores y analizar fehacientemente qué partidas pueden o deben ser recortadas sin el menoscabo de la utilidad cultural del evento.

La desaparición de la Mostra de Valencia nos parece un atentado contra la industria cultural por las formas en las que se ha llevado a cabo; y exhortamos a nuestros dirigentes a que no se dejen llevar por el afán de la reducción del déficit con el falaz planteamiento de que con la desaparición de las manifestaciones culturales no se pierde nada.

Recordamos la definición que el diccionario de la RAE hace de la palabra cultura: Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico. Y conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.

Las dos acepciones ponen de manifiesto que cuando se atenta contra la cultura se hace por partida doble. Anulamos al ser humano e igualmente lo hacemos con el país entero, empobreciéndolo y negándole herramientas para su desarrollo.

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